viernes, 6 de noviembre de 2009

Síntomas equívocos

                                                                                 

Planta de una empresa estadounidense de tecnología

Las noticias sobre la economía estadounidense que nos llegan estos días son confusas y, en parte, confundentes. Nos viene una de cal y otra de arena, indicadores de signo opuesto que se desmienten. Si ayer nos almorzábamos con las albricias de un repunte en el índice de productividad del país, hoy nos encontramos con la cruz de la moneda, la abolición de casi 200.000 puestos de trabajo, lo que eleva la tasa de desempleo al 10%. Es obvio que parte de la explicación al primer dato hay que buscarla en el segundo: las empresas han podido incrementar sus facturaciones a costa de los recortes de plantilla. Barack Obama ya ha salido al paso de las últimas revelaciones prometiendo una reforma en la ley presupuestaria por la que se extenderán los subsidios a personas sin empleo.

A juzgar por las estadísticas, parece que las cuentas de la Reserva Federal todavía hacen aguas por alguno de sus costados. La manta no alcanza a tapar los pies y el pecho de una vez. De todo ello se sigue que aún queda cuerda para rato, que aún debemos tener paciencia y esperar que las empresas estabilicen sus saldos de modo que vuelvan a crear empleo con firmeza y optimismo. No hay duda de que el reflote económico exige el saneamiento y la reinvención del sector empresarial.

A los estadounidenses les queda el consuelo de pensar que en muchas otras economías (se me viene a la cabeza un país septentrional de la zona euro) las noticias financieras caen como mazazos uno detrás de otro, sin claroscuros ni resquicios para la esperanza de que vayan a cambiar las tornas a medio o largo plazo.

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