lunes, 30 de noviembre de 2009

La coalición de izquierdas se hace con el poder en Uruguay

                                                                                 

José Mujica, nuevo presidente de Uruguay

Vienen de celebrarse elecciones en Uruguay, el país sudamericano donde más hondas se hunden las raíces de la democracia. Dicho esto, no es casual que Uruguay presente el mínimo paralaje económico entre las rentas de ricos y pobres a lo largo y ancho de toda Latinoamérica.

José Mujica, antiguo guerrillero tupacamaro, ha necesitado una segunda vuelta para ganarse el derecho a llevar las riendas de la nación, por lo que el Frente Amplio, grupo parlamentario de amplio espectro, reeditará gobierno. Mujica se ha impuesto por apenas un 6% de los escrutinios al candidato centrista, Luis Alberto Lacalle, garante de una buena y probada gobernanza. Los analistas coinciden en señalar que la victoria del Frente Amplio obedece a la alianza entre los quince partidos que componen la acrisolada fuerza política de izquierdas liderada por Mujica. Y si bien es verdad que la unión hizo la fuerza, no es menos cierto que esta conjura ideológica bien puede estallar por cualquiera de sus costados, que no son pocos, dicho sea de paso. Por lo pronto, ya se han desatado los desencuentros. En efecto, a los barbudos revolucionarios del Movimiento de Participación Popular, uno de los pilares del nuevo gabinete de gobierno, les ha faltado tiempo para pedirle al nuevo presidente el prescriptivo peaje por los servicios prestados.

A todo esto, Mujica tendrá que hacer malabarismos dialécticos si quiere atajar las disidencias internas y esquivar, al mismo tiempo, los desmanes y dislates políticos a los que le inducen sus más radicales socios de gobierno. Claro es que el desgaste no va a ser pequeño, y más grave será cuanta más ideología y menos pragmatismo haya en los modos de hacer del nuevo ejecutivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario