miércoles, 25 de noviembre de 2009

Un fantasma recorre Sudamérica


Lula da Silva y Mahmud Ahmadineyad, amistades peligrosas

El presidente iraní Mahmud Ahmadineyad está de gira por Sudamérica, su periplo le lleva a verse las caras con la flor y nata del vociferante desarrollismo latinoamericano. Son cosa de ver las pintorescas amistades que produce el resentimiento contra el imperialismo estadounidense; extrañas parejas que se asocian contra el enemigo común. Ya lo sabe el refranero: dime con quién te juntas y te diré quién eres.

La primera escala del dirigente iraní le puso con los pies en Brasil y las manos entre las manos de Lula da Silva, cuyas palabras de compromiso con los valores democráticos apenas dan para enmascarar su escandalosa afiliación a la causa del tirano musulmán, que sigue estrujando la suela de su zapato sobre el cuello de buena parte del pueblo que gobierna.

Desde Brasil Ahmadineyad recaló en Bolivia para abrazar al bueno de Evo Morales, y así fue que ambos charlaron sobre desarrollo económico, paz mundial y lucha contra la pobreza…palabras que se lleva el viento de la inversión en carrera armamentística, ingeniería social y dirigismo estatal.

Y ya con el estómago revuelto, se nos sirve el plato más vomitivo: el encuentro entre dos de los fantoches más repulsivos del concierto global de naciones. El gobernante iraní no podía dejar de girar visita a Hugo Chávez, su principal aliado en el nuevo continente. No hay que ser Winston Churchill para darse cuenta de que la línea Caracas-Teherán es, a día de hoy, el furúnculo más supurante en las nalgas de Estados Unidos en particular y el mundo occidental en general; y así será mientras las cabezas de Chávez y Ahmadineyad sigan amenazando con entrar en erupción a lo menos pensado.

                                                                              

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