jueves, 22 de abril de 2010

A la altura de los tiempos

Wall Street en el ojo del huracán
                                                                                      
El protagonismo que la debacle financiera y los esfuerzos por salir de ella han ganado de un tiempo acá demuestra hasta qué punto la política vive subordinada a la economía en el mundo moderno. Tanto es así que nadie se atreverá a negar que la macroeconomía viene dibujando el horizonte de sentido en el que se despliega la actualidad social del planeta.

Sin ánimos de predicar reminiscencias tecnocráticas, sí quiero reseñar que, en tiempos así más que en ningunos otros, conviene esgrimir y desarrollar estrategias globales basadas en planteamientos pragmatistas. Los vientos que corren nos obligan a buscar y adoptar posturas operativas. En otras palabras, debemos enfocar nuestra atención sobre la utilidad de los instrumentos empleados y en modo alguno sobre el contenido semántico o ideológico de los mismos.

Por ejemplo, la administración Obama tiene en lanzamiento una reforma financiera que exige el concurso del Congreso en pleno y los agentes sociales relacionados con la Banca. Se trata de una reforma tibia, como muchas voces han señalado; lo que significa que estamos hablando de una reforma que el conjunto de las facciones políticas puede aprobar sin necesidad de hacer grandes sacrificios partidistas.

Pues bien, lo justo sería que todas estas facciones arrimasen el hombro en el intento de sacar adelante una reforma razonable que responde a las exigencias de los tiempos que corren. No hay razón para que los liberales teman el escrutinio estatal de los desajustes producidos por la libre actividad de los mercados.

Pensemos, de igual modo, en lo que está pasando en Grecia. El gobierno socialista de Yorgos Papandreu ha disparado el déficit público hundiendo al país en la bancarrota. Pues bien, en una tesitura así, se impone ejercer el principio de solidaridad entre los estados miembros de la EuroZona por encima de los escrúpulos ideológico-nacionales, que hemos visto ejemplificados en Angela Merkel.

lunes, 12 de abril de 2010

La derecha avanza en Hungría

Viktor Orban, candidato presidencial del FIDESZ
                                                                                   
La centroderecha mantiene su liderazgo en los comicios presidenciales celebrados en Hungría. Después de salir triunfantes de las últimas elecciones al Parlamento Europeo, el FIDESZ ha confirmado los pronósticos que le daban por favorito en estas legislativas. Y es que el desgaste acumulado en ocho años de gobierno ha pasado factura al partido socialista MSZP.

Si bien ha visto recortada la ventaja conseguida en las elecciones europeas, el FIDESZ (Alianza de Jóvenes Demócratas) se ha impuesto con un 52% de los votos escrutados. Le siguen a larga distancia el MSZP, con un 19%, y los ultraderechistas de Jobbik (Movimiento para una Hungría mejor), con un 17%, lo que dispara en 12 puntos sus últimos resultados electorales del Parlamento nacional. Así las cosas, llama poderosamente la atención el golpe de timón hacia estribor de la nave húngara.

En espera de la segunda vuelta, el FIDESZ, con mayoría parlamentaria, tiene en sus manos la reforma constitucional que estuvo vendiendo a lo largo de la campaña electoral. Fuera de los típicos brindis al sol que prometen higiene y virtud institucional, el FIDESZ se hace el propósito de agilizar los mercados reduciendo la presión fiscal y abriendo márgenes al sector privado.

Esta convocatoria a las urnas ha registrado una baja participación, motivada a todas luces por el descontento general con la gestión económica del gobierno socialista; de hecho, los analistas coinciden en identificar el clientelismo insidioso de los socialistas como el principal causante de la desastrosa coyuntura que atraviesa la economía húngara. A tal punto llegó el desastre en las cuentas del MSZP que el ejecutivo se vio obligado a dimitir en bloque el pasado Abril.

Los altos índices de corrupción y desempleo explican el preocupante despegue de Jobbik, el partido húngaro del resentimiento nacionalista y antisemita. Una vez más nos encontramos la reacción ultraconservadora ante el descalabro de las administraciones socialistas. Algo parecido vivieron los británicos en vísperas de las últimas elecciones europeas.

sábado, 10 de abril de 2010

Suma y sigue en Polonia

Lech Kaczynski, fallecido en accidente aéreo
                                                                          
Muerto el presidente de Polonia, Lech Kaczynski, se abre un nuevo horizonte para este pueblo eslavo. No me voy a detener en elegías y oraciones fúnebres.

Me interesa más subrayar que el accidente aéreo va a sembrar de dudas el futuro inmediato de Polonia. Por lo pronto, el vacío de poder, disimulado con la regencia del centroderechista Bronislaw Komorowski, ha anticipado la convocatoria de elecciones presidenciales.

El caso es que los Kaczynski, los hermanos Lech y Jaroslaw, gobernaban con el apoyo de amplios sectores de la población, pero gobernaban según los patrones del más rancio de los nacionalismos. De hecho, el vuelo que viene de estrellarse llevaba al presidente y la cúpula estatal polaca rumbo a un acto homenaje de memoria histórica en Rusia.

Ultraconservadores, homófobos y euroescépticos, los Kaczynski treparon al poder inflando el ego patriotero de los polacos, cuya identidad nacional ha sido molida a palos por la historia. Todo podría haber sido de otra forma si los hermanos no se hubieran deslizado hacia posicionamientos radicales después de combatir por la democracia en Polonia, que en los años ochenta significaba lo mismo que luchar contra el imperialismo soviético y la vieja nomenclatura del partido.

En lontananza, atisbamos una elecciones estivales en las que el partido centroderechista Plataforma Cívica tendrá que vérselas quién sabe si con el mismo Jaroslaw Kaczynski, hermano del presidente fallecido y apologeta de ideas si cabe más reaccionarias.